Entre Callejas

En el corazón de la antigua medina de Córdoba, a escasos metros de su gran Mezquita-Catedral, entre callejas blancas y empedradas, en el área de mayor relevancia patrimonial del Conjunto Histórico, Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, se encuentra el Hotel Madinat, en un edificio protegido con categoría cuatro estrellas donde emerge la esencia de la ciudad milenaria y cuyo nombre rinde homenaje a las tres medinas que albergó la Córdoba Califal: Madinat al-Zhara, Madinat Al-Sira y Madinat Qurtuba.

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Sus cimientos nos hablan de un pasado romano, cercanos al mayor teatro de la Hispania, cuyos restos pueden contemplarse bajo el actual Museo Arqueológico.

Su pasado árabe se percibe en cada esquina, ya que nos encontramos en la parte sureste de la antigua medina. Un pozo arabigoandalusí de forma elíptica, situado en un extremo del patio, nos hace imaginar la noria que abastecía de agua al lugar en su discurrir hacia el gran río Al-wadi al-Kabir.

El contexto castellano se respira en la misma calle, vigilante en forma de torreón medieval de estilo gótico, perteneciente a la casa fortaleza de los Marqueses del Carpio y cuyo orígenes se remontan a la época del rey Fernando III, quien donó el edificio a la familia Méndez de Sotomayor para defender la muralla oriental de la ciudad, tras su conquista en 1236. Un Cantar de Gesta, el de los Siete Infantes de Lara, tiene su escenario frente al hotel, en la musealizada Casa de las Cabezas, antiguo alcázar de Almanzor, donde, según la leyenda, estuvo prisionero Gonzalo Gustioz y en cuyo contiguo callejón de siete arcos, colgaron las cabezas de sus desgraciados infantes, de ahí el nombre de la calle.

Conforme avanza el siglo XX, la casa se va inundando de oscuridad, quedando sólo sombras de su pasado enterradas entre polvo y recuerdos, casi resignada a sufrir el mismo destino que su alma gemela. En su intento de no sucumbir, supo sacar la fuerza de quien, viéndose amenazado, es capaz de resistir. En la década de los 80 mostró su parte más canalla, ocultó su pasado opulento y de su aparente dejadez hizo bandera disfrazándose de mesón, referencia de universitarios y demás lugareños ávidos de romper con todo lo establecido.

Hoy en día, el Hotel Madinat conserva la fisonomía de una antigua Casa-Patio de estilo señorial, cuya estructura y muros ahondan sus raíces en el siglo XVIII. Su belleza actual se remonta al último tercio del XIX y principios del XX, donde, regentada por la burguesía de la época, adopta un estilo modernista y ecléctico que se hace presente en numerosos elementos de la casa: el zaguán, con suelo tapizado de teselas que conforman coloridos juegos geométricos, cuya portada evoca el orientalismo en un intento de emular la filigrana califal y cuya reja sólo permite dejar paso a la vista de curiosos y a las corrientes de aire que limpian y refrescan la casa; la escalera, con baranda flanqueada por dos efigies gemelas, cuyo pasamanos en noble madera se contonea para indicarnos que desde el techo nos vigilan cuatro cariátides, representantes de la rica yesería ornamental. Las baldosas hidráulicas semejan una exposición de tapices destinados a vestir los suelos, y los vidrios y ventanales se prodigan anhelantes de un mar cercano.


Lo nuevo y lo viejo se conjugan


Hoy, la casa viste un nuevo traje, rescatando lo mejor de cada tiempo, enseña el esplendor de su pasado a la vez que ofrece el confort, la tecnología y la innovación del presente. 

Nada es estandar, cada espacio y momento es único, actualizado por quien levantarse para descubrir y celebrar la diversidad histórico-cultural de una ciudad como Córdoba.

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Casa-Patio de estilo señorial

 

Terraza mirador con vistas a la Mezquita-Catedral